Por lo tanto, Yara se une al Parlamento Europeo y a otros estamentos para pedir una estrategia común de la UE sobre fertilizantes. Se calcula que los nutrientes esenciales para las plantas que aportan los fertilizantes minerales producen el 50% de los alimentos que se cultivan hoy en día. Una estrategia para la industria europea de los fertilizantes es, por tanto, un paso crucial para asegurar la autonomía estratégica de Europa en materia de alimentación y agricultura. El paquete de soluciones de la UE para la industria europea de los fertilizantes debería incluir medidas para:
1. Asegurar el acceso continuo al gas natural. El gas natural es clave para producir fertilizantes y también es crucial para reducir el impacto medioambiental de otros sectores. Por ejemplo, el AdBlue, que se fabrica esencialmente a partir de gas natural, es un líquido utilizado en los vehículos de combustión diésel imprescindible para reducir la emisión de gases nocivos a la atmósfera. Prácticamente todos los vehículos y maquinaria diésel modernos necesitan AdBlue para funcionar y alrededor del 95% del AdBlue que se consume en Europa se produce en Europa.
2. Acelerar el uso de energías renovables. La transición hacia una producción de fertilizantes más sostenible y resiliente mediante el uso de energías renovables y recuperación de nutrientes requiere inversiones a gran escala. La innovación y el apoyo a la inversión deben destinarse al sector de los fertilizantes para cumplir los tres objetivos: acelerar la descarbonización, reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles y reducir nuestra dependencia de Rusia.
3. Reforzar la autonomía estratégica de Europa en materia de fertilizantes. Las autoridades euro-peas deberían dar prioridad al suministro de materias primas para la producción europea de fertilizantes, a fin de evitar nuevas dependencias, en lugar de reducir las barreras o las importaciones de fertilizantes proceden-tes de Rusia o de otros países. La Comisión también debería supervisar y controlar los volúmenes de productos fertilizantes que llegan a Europa desde Rusia y Bielorrusia, especialmente porque los fertilizantes rusos tienen aproximadamente el doble de emisiones de efecto invernadero que los fertilizantes producidos en Europa.