Es destacable que si bien, el elemento hierro (Fe) es muy abundante en la mayoría de los suelos, su disponibilidad para la planta no lo está fácilmente.
En el suelo, este hierro se encuentra, por ejemplo, formando parte de algunos minerales, participando en sulfuros, silicatos, carbonatos u óxidos como hematita y magnetita. Los iones Fe se van liberando y pasando a la solución del suelo con el paso del tiempo y mediante la meteorización de estos compuestos minerales.
Cuando se producen carencias de hierro en la planta, se procede a la aportación de este elemento. Entre los principales productos utilizados están el sulfato ferroso, sulfato férrico, óxido ferroso, óxido férrico, quelato de hierro, poliflavonoides o lignosulfonatos, por ejemplo.
En este grupo de productos, no todos ellos poseen la misma riqueza en hierro como oligoelemento, ni su eficacia de asimilación por la planta es igual. También, en su proceso de asimilación, influyen aspectos como humedad, pH y características físicas y químicas del suelo.