Menos materias activas
El control biológico de minador es una técnica plenamente consolidada que cada año adquiere mayor protagonismo en el campo, debido a que se están retirando del mercado las principales materias activas con las que se fabrican los insecticidas químicos contra el minador. La prohibición de la ciromazina, que no podrá venderse después del próximo 30 de junio, es el último caso conocido.
Cada año, con la llegada de la primavera y la mejora de las temperaturas, el minador aumenta su presencia provocando importantes daños directos en las plantas cuando hace galerías en las hojas para poner huevos y picaduras para alimentarse. Estas galerías pueden secar buena parte del follaje al reducir la capacidad fotosintética de la hoja y provocar una importante reducción en la cosecha. El minador también provoca daños indirectos, ya que a través de sus picaduras para alimentación consiguen penetrar en el tejido vegetal diferentes hongos y bacterias que provocan enfermedades a las plantas.