Para Francisco Morell, la innovación en la fertilización del olivo es necesaria para poder adaptarse a los nuevos esquemas de producción, como son la producción ecológica o los sistemas de producción integrada, y poder optimizar el uso de los recursos y la rentabilidad del olivar, así como la conservación del entorno natural y reducir la huella de Carbono para la producción de aceite.
Un manto verde de olivos que debemos cuidar
Las zonas olivareras forman un inmenso manto verde que, a lo largo del año, que vemos cambiar de tonalidades a lo largo de cada campaña. En la Península Ibérica el olivar ocupa casi 3 millones de hectáreas, de las cuales prácticamente 2,5 millones en España y 1,5 millones en Andalucía.
Para mantener el verdor de ese manto de olivares y su capacidad de producir aceite, son necesarios varios factores, como es el correcto aporte de agua y tener un suelo fértil que pueda aportar los nutrientes necesarios para el cultivo. El olivo, como todos los cultivos, toma la mayor parte de los nutrientes del suelo y, además, sus necesidades nutricionales se pueden complementar mediante aplicaciones foliares.
Hay que tener en cuenta que los suelos en los que se cultiva el olivar son muy variables, desde suelos calcáreos de pH básico en la zona de Jaén; a suelos ácidos, de la zona de Extremadura; suelos más o menos profundos con mayor o menor capacidad de retención de agua y de nutrientes; etc. Una herramienta que podemos utilizar para conocer bien nuestro sistema, y definir el plan de fertilización, son análisis de suelo aunque con la incertidumbre de la disponibilidad de los nutrientes para el cultivo. También podemos hacer análisis foliares, para disponer de un diagnóstico del estado nutricional de nuestro cultivo, y planificar la estrategia de fertilización a largo plazo.
En general, en una plantación de olivar adulta tradicional se realiza un aporte (entre abonos sólidos y fertirrigación) de entre 200 y 400 kg/ha de K (potasio), junto con unos 100 kg/ha de P (fósforo), y de 100 a 120 kg de N (nitrógeno), a lo que se añaden las aplicaciones foliares. Para realizar los ajustes necesarios, es conveniente realizar una tener en cuenta los resultados de los análisis de suelo y foliares realizados, así como las condiciones agronómicas de nuestras parcelas.
Fertilización natural con Polysulphate
A la hora de establecer estas estrategias de fertilización, desde ICL proponemos el uso de Polysulphate como fuente de potasio y como aporte de macroelementos secundarios. Polysulphate es un fertilizante natural, para olivo convencional y ecológico, que aporta potasio, magnesio, calcio, y azufre en forma de sulfato.
Es importante señalar que, actualmente, ICL es el único productor a nivel mundial de Polysulphate. Estamos ante una opción muy interesante tanto en olivar ecológico, ya que Polysulphate es un mineral natural certificado para agricultura ecológica y para olivar convencional tanto dentro de un “blend” o en un fertilizante complejo.
Polysulphate es un abono que tan solo lleva en el mercado cinco años, lo que para un fertilizante es poco tiempo, y con el fin de evaluar su uso en la fertilización del olivar, ICL ha puesto en marcha desde principio de 2021 dos ensayos a largo plazo, con el fin de evaluar la respuesta del cultivo y del suelo al aporte de Polysulphate.