Nunca, hasta ahora, hemos vivido un momento tan desafiante para los agricultores. Mientras alimentan a una población en constante crecimiento, se han visto enfrentados a retos como el cambio climático, las limitaciones de las tierras cultivables y la creciente demanda de la sociedad por una producción más sostenible de los alimentos.
Además, la pandemia en estos últimos dos años ha generado una crisis mundial sin precedentes. La imposición progresiva de restricciones en la movilidad debida a la crítica situación sanitaria ha impactado fuertemente en la producción, el transporte y la distribución de productos agrícolas. Al mismo tiempo, con los hogares cada vez más preocupados por su suministro diario de alimentos, la importancia de un sistema alimentario confiable se ha vuelto aún más evidente.