Sí, cientos de miles de toneladas de desechos, desperdicios y recortes plásticos, una vez recuperados y clasificados, son exportados a países asiáticos, donde su seguimiento medioambiental goza en algunos casos de cierta opacidad. Entre los países receptores se pueden citar a Malasia, Vietnam, China, Hong-Kong, Tailandia, Turquía, Taiwán, Indonesia,… Esto no justifica nada, simplemente es poner en evidencia que desde España se pueden hacer muchas cosas y que en ello están empresas como AEVAE en su área de trabajo especializada, como es el reciclaje de envases agrarios.
Recordemos también que la producción global de plásticos se ha disparado en los últimos 50 años, y en especial en las últimas décadas. Si lo analizamos sorprende que, desde el 2000, hemos producido más plástico que en toda la historia de la humanidad.
Europa y por lo tanto España, está inmersa ante un nuevo paradigma referente al plástico. En el 2025 se estima que en el mercado europeo se generarán 10 millones de toneladas de plástico reciclado y que para el 2030, todos los envases puestos en mercado deben ser efectivamente reciclados. Por supuesto los de uso agrícola están dentro del mismo marco regulatorio.
En este contexto, en 2018 se publica la estrategia europea para el plástico en una economía circular y en 2019 se difunde el Paquete de Medidas de Economía Circular.
Sí. Estamos ante un problema que requiere una respuesta eficaz, pero también realista, ya que si a día de hoy hubiese un sustituto válido para el plástico, este ya no estaría en el mercado. Por tanto, se tiene que tener en cuenta que el plástico es un material único con muchos beneficios: es económico, versátil, liviano y resistente, factores que lo convierten en un material valioso para muchas funciones. Y en contra de determinadas corrientes informativas, también puede proporcionar beneficios medioambientales. El plástico desempeña un papel fundamental en el mantenimiento de la calidad de los alimentos, la seguridad y la reducción del desperdicio de alimentos y por lo tanto se debe tener en cuenta que las compensaciones entre plásticos y sustitutos son complejas, y mal concebidas, podrían crear impactos negativos en el medio ambiente.